Pastor cubano es impedido de entrar al país por segunda vez

El pastor Alain Valiente es un líder cristiano exiliado de Cuba. El 23 de octubre, publicó en sus redes sociales que se le prohibió ingresar al país para acompañar el tratamiento médico de una de sus hijas, quien tiene cáncer de mama en etapa avanzada.

“Los tiranos me estaban esperando; todo el espectáculo preparado para mi llegada. Fui detenido por inmigración y se me prohibió entrar. Estoy siendo exiliado de mi propio país por segunda vez”, escribió Alain en una publicación.

Este episodio forma parte de una larga historia de restricciones. Valiente es miembro de una red de iglesias no reconocida oficialmente por el gobierno cubano. El pastor es objetivo de las autoridades por conducir cultos independientes y defender la libertad religiosa en el país.

Fuera de Cuba, ha estado denunciando las violaciones del régimen contra la libertad religiosa. El pastor afirma que, en mayo de 2025, se le prohibió entrar al país por primera vez, siendo etiquetado por las autoridades como una “amenaza para la seguridad”.

Exiliado por segunda vez

La historia del pastor Alain Valiente con el gobierno cubano comenzó en 2007, cuando agentes del gobierno demolieron la iglesia que él lideraba y confiscaron todos sus bienes. “Ellos demolieron y se llevaron todo. Confiscaron los equipos de la iglesia y los bienes de mi familia. Nos quedamos sin un lugar para adorar y congregarnos para el Señor”, relata el pastor.

La persecución no terminó allí. En 2016, después de que la iglesia fuese reconstruida, agentes de seguridad nuevamente rodearon el lugar y demolieron el templo y la casa de Alain. La esposa del pastor y cerca de 40 miembros de la iglesia fueron arrestados en ese momento.

El caso de Valiente refleja un patrón creciente en Cuba, en el que líderes religiosos son presionados a huir del país o desplazarse internamente debido a la presión del Estado. Datos de Puertas Abiertas muestran que, entre 2020 y 2024, al menos 44 casos de líderes desplazados fueron documentados, incluyendo nueve exiliados. Esta práctica no ocurre solo con figuras religiosas. Líderes políticos y activistas sociales también son blanco de las autoridades.